martes, 30 de enero de 2018

De vuelta a Getafe

La "Ciudad del Sur" de Madrid organiza una de las media más rápidas de la comunidad, una carrera que he corrido varias veces y donde hice mi mejor marca en la distancia en el año 2013; junto a la de Valladolid, es mi media predilecta por muchas razones, entre las que se encuentran su rápido circuito y su fecha de celebración, óptima para preparar un maratón de primavera. Pero a pesar de haber sido una cita fija en mi calendario atlético, mi última participación databa del año 2014, cuando caí lesionado a mitad de carrera; después de esa edición, corrí tres maratones en el mes de enero y me fue imposible participar. Este año tampoco tenía intención de apuntarme, pero a última hora me animé con el objetivo de comprobar mi estado de forma y ya de paso compartir zancadas con buenos amigos como Jaime, Andrés,  Jorge, Lucas, Beto, Alex y Abel.
El día amaneció soleado, pero ventoso, un molesto y frío viento que lógicamente podría influir negativamente en las marcas de los participantes; llegué temprano a las inmediaciones del Polideportivo Juan de la Cierva, que ya era un hervidero de corredores calentando a los que me sumé junto con Jaime hasta que nos ubicamos en el abarrotado cajón de los sub 1h30'. Tenía claro mi objetivo, que no era otro que rodar a ritmo de maratón toda la prueba, algo factible teniendo en cuenta que estoy dando un buen nivel en mis entrenamientos, pero insuficiente todavía para abordar ritmos más altos en una media.
Sonó el pistoletazo y puse ese ritmo desde un principio, a pesar de la congestión de atletas que perseguían un objetivo similar; me había propuesto ir cómodo, forzar lo imprescindible y sobre todo, mantener la concentración para no perder tiempo innecesario en los típicos kilómetros "anodinos". Y lo cierto es que me salió bien desde un principio, pues en cada paso kilómetrico comprobaba que el ritmo apenas variaba 2 ó 3 segundos, cumpliendo a rajatabla el "ritmo maratón" previsto, es decir a 4'15'' el kilómetro, que me permitirían hacer un maratón en tres horas justas.
Al paso por el km 7 tomé la primera referencia importante, 30 min 03s, prácticamente en tiempo, lo cual me animó porque seguía corriendo muy cómodo, a pesar del molesto viento que frenaba mucho el rimo cuando soplaba de cara; para paliar los efectos del dios Eolo, iba integrándome en grupos, pero no hubo ninguno que convenciera del todo, quizás porque prefiero correr a mi aire. Una vez pasada la parte nueva e inhóspita que añadió la organización en 2014, se vuelve de nuevo al recorrido tradicional, donde me animé un poco más, pero decidí no forzar, aunque me veía con fuerzas y tenía ganas; el resultado fue un paso de idéntico al anterior en la segunda referencia importante: los 14 km en 1h 00' 06''.
Restaban siete kilómetros y había que ir pensando  en acelerar un poco y lo intenté, pero el viento soplaba con más fuerza y de cara en esta última parte de la carrera que se me hizo más dura de lo previsto; a pesar de todo, conseguí arañar segundos en cada paso kilométrico de manera que hice el último tramo de 7 km en 29 min 45s, para acabar cruzando la meta en 1h 30' 15'', ligeramente por encima de lo previsto.
A falta de 10 semanas para correr en Rotterdam, este resultado se puede considerar como bueno, pues la progresión que estoy llevando es positiva; soy un corredor bastante "diesel", me cuesta coger la forma, pero Depa está dando en la tecla y noto mejoría en mis sensaciones semana a semana; no obstante, sería imprudente lanzar las campanas al vuelo, porque necesito correr más deprisa para alcanzar mi objetivo y por otro lado, restan  muchos kilómetros por recorrer, muchos entrenos de calidad y algunas competiciones más. Es primordial no bajar la guarda, pero también no caer en la autocomplacencia, porque para correr un maratón en tres horas hay que saber sufrir y aguantar todo lo que me queda; eso si, estoy seguro de que lo puedo hacer.

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