lunes, 15 de mayo de 2017

Tras los pasos de Pizarro

El próximo domingo disputaré mi vigésimo octavo maratón en Lima, la ciudad que fundó Francisco Pizarro  en 1535; cuentan las crónicas que el conquistador español  era un buen estratega además de un hombre muy tenaz que consiguió doblegar a los incas con un ejército mucho menos numeroso. Una de las anécdotas más aclamadas de su historia, es aquella en la que arenga a sus soldados , hartos de pasar calamidades, en una playa, dibujando una línea en el suelo, que separaba la retirada o la posibilidad de conseguir la gloria. Solo trece soldados cruzaron esa línea, que a buen seguro yo también hubiera cruzado, pues como buen maratoniano, sé que para conseguir la gloria de cruzar la meta, hay que esforzarse mucho e incluso sufrir. Sin entrar en más disquisiciones históricas, en Lima intentaré seguir los pasos de Pizarro, pero no derrotando enemigos y conquistando territorios para la corona española, sino corriendo hombro con hombro con los atletas peruanos con el único objetivo de cruzar otra línea, la de meta.
No lo voy a tener fácil en la capital peruana, donde me espera una carrera cuyo perfil se parece mucho al de MAPOMA, es decir, en la primera mitad baja, en este caso hasta la costa y en la segunda mitad, vuelve a subir para acabar en el mismo punto; además, la meteorología tampoco será muy favorable, pues se espera una temperatura media de 20º y un molesto viento de unos 15 km/h. La carrera comenzará el domingo  a las 7:15 de la mañana, cuando sean las 16:15 horas en España; la intempestiva hora de comienzo de la carrera, será también otro handicap importante para afrontar la competición, además del previsible jet lag debido a la diferencia horaria entre Perú y España. Espero que no se cumplan los malos augurios de mi "entrenador psicológico", Carlos, que afirma que siempre corro mal en América y no le falta razón, vistos los precedentes, aunque espero que las cosas me vayan mejor en esta ocasión. 
Llego a mi segunda cita maratoniana del año en un buen estado de forma, después de haber corrido en 40 minutos los 10K de Laredo y tras haber hecho podio, aunque con un tiempo discreto debido a la meteo, en Medina del Campo. Una sobrecarga en el cuádriceps izquierdo me ha obligado a para dos días la semana pasada, pero no creo que me afecte ni el parón, ni la lesión que ya ha sido tratada convenientemente con mi fisio, Cristina. Por tanto, tengo confianza en mis fuerzas y en mi táctica, que va a ser de nuevo conservadora, aunque diferente a la empleada en Las Palmas, donde el perfil era completamente plano; en Lima, habrá que ir un poco más deprisa en el tramo cuesta abajo, pero sin pasarse, pues hay que guardar fuerzas para la segunda mitad de la prueba. Espero que el calor no me afecte demasiado, pues, afortunadamente, me han dicho que la humedad no es muy elevada.
En todo caso, mi objetivo principal es cruzar la línea de meta de la Avenida Canaval Moreyra y alimentar mi palmarés con mi primer maratón en Sudamérica y vigésimo octavo del cómputo global; no me faltarán ganas ni ilusión y además volveré a estar muy bien acompañado por mis seguidores, que serán seis en esta ocasión y que volverán a darme ese empujón virtual que tanto agradezco. También me llevo los ánimos de todos los que me leéis por aquí o en las redes sociales; intentaré no defraudar a nadie y volver  a lucir una medalla al cuello el próximo domingo.






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